Hace unas pocas semanas regresé de un largo viaje por Estados Unidos.Un país fascinante y bellísimo en sus contrastes.Esa sensación de libertad, de alcanzar un sueño que llevaba esperando mucho tiempo, es maravillosa.
Desde siempre, viajar es una de las cosas que más felicidad me produce.Me da igual si me voy al pueblo de al lado o a Pekín, la experiencia siempre es increible.
Para mí, lo más importante de estar lejos es que, desde la distancia puedes conocerte mejor a ti mismo y valorar las pequeñas grandes cosas. Cosas que por la rutina, la cercanía, o simplemente porque no nos damos cuenta de que están, no valoramos la importancia que tienen en su justa medida.
Los viajes me cambian, me renuevan, me llenan de optimismo y me cargan las pilas preparándome para nuevos planes y otros tantos nuevos viajes.
Sin embargo a veces, también me dejan un poso de nostalgia por ciertas cosas que dejo en mi ciudad: la familia y los amigos sobre todo…Pero también ciertos detalles, que, quizás, haya que mirarlos con distancia para valorarlos como se merecen.
Por ejemplo:
– El metro de Valencia está mucho más limpio que el de Nueva York . (Verdad verdadera, aunque es cierto que no me encontré ninguna rata , a pesar de lo que indicaban muchos de los carteles del «subway»).
-El clima aquí, efectivamente es mucho más agradable. ¡Más que en California incluso!( Soy una friolera total, aunque desde que he vuelto lo tolero mejor.Otra cosa positiva de hacer un viaje largo, es que te acabas adaptando al clima del lugar ).
– Prefiero el mar Mediterráneo al Océano Pacífico(Vaya, a ver si voy a acabar siendo familia de Serrat).
-Y la más importante…¿ Por qué diantres, con tanta variedad de comida, y esos desayunos pantagruélicos que nos daban en casi todos los hoteles, y que nos hacían, más que levitar, rodar como croquetuelas, no me pude tomar un verdadero zumo de naranja natural?
Y mira que busqué…
Y nada…
Si a Spielberg le diera por hacer una quinta peli con mi arqueólogo favorito, ( no será difícil mejorar el bodrio de la Calavera de Cristal, amigo Steven…), le propongo un título : «En busca de la naranja perdida».
Sin exotismos. Algo aparentemente fácil.
Sinopsis: Indi recibe la misión de viajar por el mundo y buscar un bote de aceite de oliva de verdad, y unas naranjas buenas, buenas.
Si su periplo empezara por las Américas, encontraría las naranjas made in Florida… Nada que ver con la joya que estamos buscando , puedo asegurarlo.
Y mi amigo, el del sombrero y el látigo, lo sabría…¡No en vano supo encontrar el verdadero Grial entre cientos de falsificaciones!
Sé donde acabaría encontrando el tesoro. En pocas palabras: Naranjas Ribera del Júcar.
Elegiste sabiamente Mr. Jones . Así el zumo tiene esa dulzura con un puntito ácido que tanto me gusta, ese color naranja de verdad ( ¡no de sobre preparado!)…Y esa sensación de estar en casa y enorgullecerte de algo realmente bueno que tenemos y es nuestro.
Bienvenidos al otoño, a los detalles que merecen la pena disfrutar, y pararse un momento a saborearlos.
Bienvenidos a la nueva temporada de naranjas.